Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

sábado, 13 de enero de 2018

"Estamos en una guerra donde todos los países somos enemigos”

“Estamos en una guerra donde todos los países somos enemigos”
Pedro Baños, coronel del Ejército de Tierra (Foto: Jaime Pozas)

El coronel y uno de los mayores expertos en geopolítica de España, Pedro Baños, desengrana en EL BOLETÍN su ópera prima: ‘Así se domina el mundo’.

Por Ander Cortázar
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Domingo 17 de diciembre de 2017, 08:00h

“Todo lo que sucede en el mundo está planificado”. Nada ocurre al azar. Esa es una de las conclusiones que nos deja ‘Así se domina el mundo’, la ópera prima narrativa del coronel de Infantería y uno de los mayores expertos en geopolítica de España, Pedro Baños.

En una sociedad donde dudar es visto como un síntoma de debilidad, Baños nos invita a hacerlo con más frecuencia. Lo hace a través de un libro documentado y escrito de manera tan pedagógica cuya comprensión alcanza a todas las capas de la población.

Una suerte de enciclopedia contemporánea sobre la geopolítica mundial escrita como una novela. Una obra que derriba el mito de los buenos y los malos y nos introduce en una mundo donde no conocemos a los que mandan.

Se cumplen 25 años del ‘Fin de la Historia’ de Francis Fukuyama y no parece que la historia haya acabado. ¿En qué situación nos encontramos?

Estamos un enfrentamiento multipolar, que todavía lo hace mucho más peligroso, si cabe. Hay potencias que están surgiendo, o que ya están ahí, como es el caso de China, pero no olvidemos el caso de países como India, que también quiere su parte del pastel mundial.

La historia no tiene fin porque hay partes que son inamovibles, como las pasiones humanas. Los pecados capitales, que los sufre el hombre como individuo y también se trasladan al ámbito geopolítico. La historia jamás va a tener fin porque siempre va a haber alguien con ansias de dominio.

Al inicio del libro comentas que “pensamos que somos libres, que podemos elegir nuestro destino de forma autónoma”. ¿No lo somos?

No, absolutamente no. Todos estamos condicionados por el entorno en el que nacemos y vivimos. Son muchas circunstancias, no solamente la familia, la sociedad, el ambiente que te rodea te va marcando unas pautas. Pero unas pautas que no son como las de antes, donde eran más tangibles, percibías esa imposición a través de sistemas más autoritarios.

Hoy en día son más sibilinas. Nos van condicionando sin que nos demos cuenta. En el libro pongo muchos ejemplos. Por ejemplo, nos han transformado la Navidad y no nos hemos dado cuenta. O cómo nos imponen serias modas como el ‘Black Friday’, el ‘Cibermonday’…

Son cosas que no son nuestras. Incluso este año se ha empezado a hablar de que por qué no empezábamos a celebrar el Día de Acción de Gracias. Cosas increíbles que poco a poco las empezamos a aceptar y acabamos creyendo que son ideas nuestras.

No parece desde luego que el Black Friday y el ‘Thanksgiving’ sean influencia rusa…

No, desde luego. Curiosamente, la Navidad en Rusia empieza el 7 de enero y termina el 14. Nosotros estamos sometidos a otra influencia que es la que nos dice que no estamos sometidos. Pero lo estamos, a través de esa guerra psicológica y manipulación mediática.

Se hace de un modo muy astuto y sutil que muchas veces no somos conscientes de ello.



¿El control psicológico es el mayor significante de la geopolítica actual?

En la guerra, en los conflictos, siempre ha existido la guerra psicológica y la desinformación. El ejemplo de los Templarios que pongo en el libro muestra claramente una acción de desinformación contra ellos para acusarles de cosas que no eran ciertas. Eso ha existido siempre.

La diferencia hoy en día es la tecnología, que llega a todo el mundo, a todas las capas de la sociedad.

Cuando hablamos de este control, ¿quién lo ejerce?

Son principalmente los Estados, pero además de ellos, hay otros acondicionadores, que son los grandes grupos de poder ideológico y económico. Son ellos los que nos quieren imponer modos de vida. Estoy pensando, por ejemplo, en los grandes ultraliberales.

Uno de ellos es George Soros, que a través de sus fundaciones intenta condicionar nuestra forma de vida hacia un camino liberal. Un modelo al que se opone el mundo conservador o neoconservador, representado por Donald Trump y también por Vladimir Putin.

Por eso ese mundo neoliberal tiene tanta manía a Putin.

¿Los ataques mediáticos contra Rusia nacen del ultraliberalismo?

Sí. Recuerda cómo en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi (2014) se acusó a Putin y a Rusia de todos los males. Va a pasar lo mismo de cara al Mundial 2018. Una vez que empiece el año vamos a presenciar una ofensiva terrible contra Rusia.

Una de las moralejas del libro es que en la geopolítica no existen buenos y malos. ¿Por qué Rusia no es malo?

Primero porque nos han dicho que tiene que ser malo. Es el mismo caso de Corea del Norte. Nadie se pone en el lado de los norcoreanos. Con los rusos igual, nos dicen que ‘Rusia es mala y muy mala’.

Es un mantra que cuesta mucho trabajo ni siquiera dudar de él. Lo más sencillo es repetirlo y decir que Rusia seguro que nos está desinformando, pero no es verdad. Todos son malos a su manera y al mismo tiempo tenemos que pensar – los europeos – cuáles son los verdaderos intereses de Europa, al margen de las luchas que tengan las grandes potencias.

¿El principal interesado en que Europa no se una a Rusia es Estados Unidos?

Claro, del mismo modo que a Rusia le interesa separarnos de EEUU. La realidad es que la UE es un gran competidor económico de Estados Unidos y permanentemente nos estamos espiando porque no es lo mismo que Irán fuera a comprar material militar a Europa que a EEUU.

Somos grandes competidores económicos de EEUU en mercados terceros. Por eso no le interesa que nos unamos a Rusia.

¿El futuro de la UE pasa por una unión con Rusia?

Si nos hubiéramos unido, no hace falta que ingresara en la UE, sino un acuerdo bilateral, nos hubiera favorecido enormemente. Todo lo que nosotros tenemos no lo tiene Rusia y todo lo que nosotros carecemos (energía) lo tiene Rusia.

Además es un mercado por carretera, lo que es tremendamente barato y un mercado gigantesco. El problema de Europa es que no somos capaces de vender todo lo que podríamos llegar a producir.

Europa es el principal comprador de la energía rusa. Cuando se dice que Rusia tiene interés en desestabilizar Europa, ¿tiene sentido?

Rusia no tiene interés en desestabilizar Europa. Al revés, lo que le interesaría sería que nosotros le compráramos todos sus ingentes recursos naturales. Empezando por la energía.

Es más, el pasado fin de semana, España ha llegado a un acuerdo por el que a partir de 2018 Rusia le exporte gas licuado que representará el 10% de todo nuestro gas. Fíjate si existe interés. Imagínate con una relación más fluida.



¿Nos hemos equivocado con el trato dado?

Completamente. Hay que pensar, por ejemplo, en los miles de millones que hemos perdido por todo lo que hemos dejado de venderle a Rusia en frutas y hortalizas. Salían un camión tras otro de Murcia y Almería hasta llegar a Rusia todos los días. Pues eso hemos dejado de vender por unas sanciones que esta semana se han vuelto a renovar.

¿Tienen sentido las sanciones?

No. No tienen sentido porque a Rusia no la vamos a doblegar a través de sanciones. Es un pueblo tremendamente duro, tremendamente sufrido. No somos capaces de entender la idiosincrasia de los pueblos.

Además de eso, hay que pensar que quienes estamos saliendo perjudicados de todo eso somos nosotros porque tenemos que importar la energía de otros lugares que no sale mucho más cara y no vendemos millones de productos que podríamos comerciar.

Después de todo esto, ¿qué credibilidad le das a las informaciones que apuntan a la influencia rusa en el tema catalán?

Hay que entenderlo como un enfrentamiento entre dos grandes potencias. Aquí hay que inventarse un enemigo y han elegido a Rusia, que parece que mañana va a invadir España.

Desde el punto de vista técnico es tremendamente difícil, sino imposible, saber de donde puede provenir una labor de desinformación. Hay muchos programas informáticos que permiten camuflar el origen de esas desinformaciones.

Además de eso hay que entender cómo funcionan los servicios de inteligencia. Aquí hay gente que con una alegría sale diciendo ‘afirmo con rotundidad que los ataques han provenido del Estado ruso’. Además dicen el Estado ruso. Eso es imposible saberlo.

¿Entonces descarta cualquier interés en Cataluña?

Pudiera ser que Rusia tuviera cualquier interés en algún escenario – ajeno a Cataluña – a como lo tiene EEUU. Estados Unidos ha intervenido o influido en más de 100 elecciones desde la Segunda Guerra Mundial. Se calcula que la URSS en unos 50.

Además, cuando se dice que ‘el Kremlin quiere favorecer los nacionalismos europeos’. Vamos a ver, Putin, desde que llegó al poder en el año 2000, lo que ha intentado por todos los medios es impedir el surgimiento de los nacionalismos. El año pasado ha suprimido el último régimen especial de una de sus regiones (Tarjastan), y qué decir de Chechenia.

Hay que ser muy honesto cuando se hacen estas afirmaciones.

No hay que dejar de lado tampoco que, además de las sanciones impuestas por Europa, la OTAN le está llevando fuerzas armadas a sus fronteras. A Rusia se le acusa de hacer algo que EEUU hace siempre.

¿Existe el azar en la geopolítica o todo lo que pasa está fríamente planificado?

Nada es por azar. Todo está planeado. Por ejemplo, los chicos de Nuevo Orden Mundial mostraban un gráfico muy interesante sobre cómo ha variado la percepción de quién había sido el ganador de la Segunda Guerra Mundial.

Al acabar la Guerra, la inmensa mayoría de los ciudadanos pensaban que había sido la URSS, porque es la realidad. Lo que hizo EEUU fue poner la tecnología y el dinero. Pero quien puso las tropas y los muertos fueron los soviéticos.

Sin embargo, con los años, esa percepción va variando de tal manera que ahora el 80% de los europeos piensa que fue EEUU quien derrotó a Hitler. Esa labor es cálculo e influencia.

¿Cómo hemos llegado a tener esa percepción?

Pues a través de los medios, el cine, las series, los libros…la gente ha olvidado la Historia porque te manipulan de tal manera que acabas creyendo otra.

En el libro describes la geopolítica a través de un patio de colegio. ¿España qué niño es en ese patio?

Lo que he intentado hacer con el libro es algo comprensible para todos porque nos afecta a todos y todos tenemos que solucionarlo. Por eso he empleado ejemplos metafóricos que todo el mundo entiende, como el ‘portero de discoteca’, ‘la patada en la escalera’, el ‘patio de colegio’.

Nosotros somos un actor muy colateral, sin influencia y que tampoco pretendemos tenerla. Pero sí que somos grandes influenciados por los demás.



¿Estamos en guerra?

Totalmente. Estamos en una guerra, principalmente económica, que se sigue haciendo por interés económico. Impedir a Corea del Norte financiarse en los mercados internacionales o las sanciones a Rusia son un ejemplo.

Vivimos en una guerra económica en la que todos, absolutamente todos los países, somos enemigos. Incluso los aliados militares. Todos los países nos espiamos unos a otros, incluso dentro de los países europeos.

¿En qué circunstancia geopolítica nos encontramos en cuanto a su definición, hegemónico o multipolar?
EEUU en declive, China en auge y Rusia queriendo recuperar la parcela que le corresponde por tamaño, fuerza e historia. Lo que pasa es que el conflicto chino con Estados Unidos pasa más desapercibido que el ruso, y eso que está muy agudizado.

¿Cómo son las relaciones entre China y EEUU?

Tensas, muy tensas. Mira, hace unos días, Donald Trump ha dado una orden ejecutiva a la NASA para que vuelva a enviar seres humanos a La Luna. ¿Por qué firma esa orden? Para llevar la contra a China, que es la que estaba más avanzada en la carrera espacial. Una carrera espacial interesantísima en busca de la energía lunar de la que se habla muy poco.

¿Donald Trump es de verdad?

Todo lo que está haciendo Trump, en buena medida, va enfocado a frenar a los que pueden quitar el poder a EEUU. Está queriendo dar un golpe en la mesa. Lo hace a través de ‘la estrategia del loco’ – tan imprevisible que lo crees capaz de todo – pero también es un gran dominador de la comunicación.

Durante diez años dirigió un reality show, sabe muy bien cómo movilizar a las masas. Con sus declaraciones esperpénticas, que sin duda lo son, ha conseguido llegar a presidente.

Lo que hay que pensar es que si Trump no estuviera beneficiando a los grandes grupos de poder de EEUU no habría llegado a presidente y, segundo, ya habría desaparecido del cargo.

¿Ser presidente de Estados Unidos es ser un títere?

Sí. Lo es Trump y lo fue Obama, que fue una gran maniobra de guerra psicológica. En ese momento EEUU tenía que recuperar el prestigio que había perdido con Bush. Y pusieron a Obama, que ganó un Premio Nobel de la Paz por una serie de objetivos que no cumplió ninguno, como cerrar Guantánamo o acabar con la violencia en oriente Medio.

¿Ahora qué hacía falta en EEUU para elegir a Trump?

Alguien que vuelva a redirigir el mundo.

Amanecer Dorado en Grecia, Frente Nacional, Brexit, demografía envejecida…¿Qué futuro le espera a Europa?

Europa tiene un futuro muy incierto, muy complicado. El éxito del libro es en realidad gracias al interés de la gente por ver y entender lo que pasa en el mundo y sobre todo gracias a los jóvenes, que tienen un panorama muy difícil.

Europa ahora mismo está navegando a la deriva. Hace 8 años, Europa significaba el 25% del PIB mundial. Actualmente ya vamos en el 17% y si seguimos a este ritmo se estima que en menos de diez años signifiquemos menos del 7% del PIB mundial.

¿Por qué?

Hemos dejado de ser competitivos, no somos capaces de vender todo lo que podríamos llegar a producir y, encima, en situación de debilidad económica estamos vendiendo todos nuestros sectores estratégicos a China, que ya es el colmo.

El error que cometimos de deslocalizar las empresas tecnológicas en países como China lo hemos agudizado vendiéndole directamente las empresas.

Al final el gran damnificado por la globalización, en términos económicos, va a ser Europa…

Claro, y sobre todo, una parte de Europa muy concreta, los jóvenes. Porque estos movimientos de nacionalistas o extremistas que están surgiendo en Europa no es más que el reflejo de los que han perdido la globalización.

La globalización ha sido muy ventajosa para algunos pero para otros ha significado un desastre absoluto. Y esos perdedores están buscando una nueva fórmula, una nueva salida, un nuevo sistema político.

Estoy cansado de repetirlo. Si esta Europa no se reinventa, no se refunda, lo vamos a pasar todos muy mal.

Con la demografía actual parece difícil la refundación…

El tema de las pensiones, por ejemplo, es un auténtico drama. Vosotros seguro que estáis ganando la mitad que vuestro abuelo pensionista. Y eso el que cobra algo. Los jóvenes están viviendo sostenidos por sus abuelos, por sus padres o por el Estado.

No estáis contribuyendo a la Seguridad Social ni a las pensiones. Significa que vosotros no vais a tener ni pensiones. ¿De eso también tiene la culpa Rusia? De hecho, a lo mejor, esa sería la solución.

Aquí solo preocupa quien va a ganar las próximas elecciones, y luego las siguientes. Este panorama se extiende por Europa, al que hay que sumar otros muchos problemas, como el de los refugiados, que no estamos sabiendo dar respuesta.

Estamos creando un monstruo, con jóvenes trabajando sin cobrar, que nos aboca a una revolución, y no nos hemos dado cuenta. Hay que ver lo que pasó en las revueltas árabes, motivadas por jóvenes frustrados.

La aparición de una revolución al menos devolvería la sensación de recuperar, quizá, las ideologías.

La ideología te ofrece esperanza. La esperanza de un mundo mejor que a ti te beneficia. Todo el mundo, basado en ese principio de egoísmo, vota o aspira a algo que vaya a mejorar su vida.

¿La revolución sería democrática?

Tenemos un sistema democrático, que bendita democracia, a pesar de todos los defectos y de todos los problemas. Pero se ha abusado mucho de la democracia. Precisamente porque asegurando que es el mejor sistema se ha abusado de él.

¿Qué sucede? Que cada vez hay más gente reacia a ese sistema, a dudar de los beneficios de la democracia, incluso a rechazarla., sobre todo los jóvenes. Buscan por eso algo en lo que refugiarse, que puede ser cualquier extremismo o nacionalismo político.

¿Para evitar esa desesperanza el Estado debería intervenir y garantizar su futuro?

La gente tiene que tener la esperanza de poder hacer algo por si mismo. Aquí pensamos que todo se arregla dando ayudas. Y no, eso no soluciona la vida.

Los grandes colectivos del mundo que viven de ayudas todos acaban mal, sean los indios en EEUU o Canadá, sean los esquimales en Groenlandia. Todos terminan, de alguna manera, alcoholizados, con problemas psicológicos…la gente necesita sentirse útil a sí mismo.

Pero la conformación de la sociedad actual, venerando la cultura del emprendedor, del ‘sé tu propio jefe’, del ‘si quieres puedes’, es una suerte de jaula que encierra esos mismos axiomas pero a la inversa.

Si no lo consigues es porque no vales y si no tienes trabajo es por tu culpa. A eso se le suma que no hay una figura – jefe – a la que señalar y acabas sumido en la depresión.


Totalmente. Si tu estás trabajando en una empresa y tienes un problema con la empresa tú vas a echar la culpa a la empresa. Pero como te han convencido de que no, de que vas a ser mucho más libre y que vas a encontrar el cénit del alma humana siendo emprendedor…te están diciendo ‘soluciónate tú el problema’.

Pero el problema de eso es que en realidad no son emprendedores, estamos creando autoempleadores. Porque la gente no contrata. La mayoría de los autoempleadores no contrata o contratan a poquísima gente, generalmente de su entorno familiar o de amistades.

Además, pocos tienen éxito y cuando fracasas, que son la mayoría, te señalan a ti. Los políticos han trasladado el problema y si fracasas el inútil eres tú, no la sociedad en la que estás inmersa.

¿De verdad el político tiene tanta competencia sobre esta materia o son los grandes lobbies de influencia?

El político, lo primero, está pendiente de las luchas intestinas dentro de su propio partido. El día a día les absorbe y es muy difícil que hagan reflexiones profundas sobre estas cuestiones.

Por eso muchas veces es manipulado por otras fuerzas superiores. Estamos hablando de grupos de poder. En España directamente influidos por el modo de vida americano. La forma de vestir, tradiciones, lo que hablábamos antes.

El libro nos hace una recomendación para nuestra vida, que es dudar. ¿Qué riesgo hay de que dudar se convierta en conspiranoico?
Yo no creo en las teorías de la conspiración sino en realidades de la conspiración porque es así como funciona. Lo que pasa es que muchas veces es más fácil engañar a la gente que convencerla de que está siendo engañada.

A la gente le cuesta mucho salirse de la norma mental que le han impuesto. Yo estoy cansado, te puedo decir que incluso a las más altas instancias europeas, de dar conferencias y decir: ‘vamos a empezar de cero. Vamos a sentarnos y vamos a empezar a dudar de todo lo que nos han dicho’.

Pues muchos me dicen ‘cómo voy a dudar yo ahora que llevo 20 años escribiendo sobre esto’.

¿La manipulación es un denominador común?

Absolutamente. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos, a través de la CIA, se gastó cantidades ingentes de dinero en Europa para evitar una expansión del comunismo en el continente.

Con ese dinero se condicionó a centenares de políticos y medios de comunicación para que impusieran una línea de pensamiento único y machacaran al que se opusiera a esa línea. Y esto que digo son documentos oficiales descalificados de EEUU. La realidad funciona así.

No cuestionarse también es autoprotector.
Desde luego. En el momento en el que dudas y, por ejemplo, dices que Rusia quizá no esté interesada en la desestabilización europea, te conviertes en el raro. Solo quieres llamar la atención y te van a colgar ese Sambenito.

Hoy en día ese efecto se ha multiplicado aún más a través de las redes sociales, donde te pueden destruir socialmente en cuestión de horas. ¿Qué es entonces lo más sencillo? Seguir la corriente.

El Estado Islámico se creó de manera espontánea y es malo, Corea del Norte es malo, Putin es malo…

¿Por qué no es malo Kim Jong Un?
Porque simplemente defiende lo suyo. Con independencia de nos guste o no su régimen político y que allí no haya libertades, él defiende lo suyo. ¿Por qué un Estado soberano no puede tener armas nucleares?, ¿Por qué unos pueden y otros no?, ¿Por qué Pakistán e Israel son buenos y sí pueden tener armas nucleares?

No hay ningún argumento contra Corea del Norte. Ajustándose al derecho internacional, y según dice la propia Carta de las Naciones Unidas, todos los países son soberanos e independientes y nadie puede interferir sobre ellos.

Estados Unidos tiene miles de cabezas nucleares. Se dice que Corea del Norte ha lanzado su primer misil balístico intercontinental. Vale, ¿cuántos misiles tiene EEUU instalados en sus submarinos nucleares? Cientos de ellos. Estados Unidos puede tener los que quiera y Corea del Norte, ninguno. ¿Por qué? ¿Porque nos cae mal y es comunista?

¿Y por qué se le permite tener armas nucleares a Israel?

Porque las grandes potencias necesitan tener enemigos y señalan a Corea del Norte. Hace unas semanas, EEUU incluyó a Corea del Norte entre los países patrocinadores del terrorismo. ¿Qué terrorismo está patrocinando Corea del Norte?

Arabia Saudí no está en esa lista…

Ni Qatar. Es una absoluta hipocresía. Es una farsa total. Resulta que Cuba llevaba en esa lista 50 años hasta que Obama decidió quitarle. Si lleva 50 años por qué lo quitas hoy. O me has engañado durante este tiempo.

¿Qué razones tiene Corea del Norte para hacer lo que hace?

Pensemos por ejemplo en las maniobras militares que se van a hacer en las aguas de Corea del Norte con tres portaviones de EEUU de propulsión nuclear y con prácticamente todo el ejército de Corea del Sur. ¿Eso no es ofender a un país?, ¿alguien se imagina esas macromaniobras en las aguas entre México y EEUU?

Estados Unidos reaccionaría hundiendo esos barcos en mitad del pacífico. Vamos a ser honestos y no nos dejemos engañar.

En el libro mencionas que el próximo conflicto tiene a Irán como protagonista.

Van a ir a por Irán. EEUU ya ha dicho esta semana en la ONU que la culpa de todo lo que pasa en Oriente Medio es de Irán. Según la embajadora estadounidense en las Naciones Unidas Irán está patrocinando a todos los grupos terroristas. Hace falta ser hipócrita.

¿Cuáles son las razones por las qué van a ir a por Irán?

Primero porque hay un interés claro en que Oriente Medio siempre esté fragmentado, sea inestable. Hay que pensar que es el petróleo vas rentable del mundo, tanto por la facilidad de acceso como por su calidad.

Después de la Primera Guerra Mundial se impidió que hubiera un gran Estado árabe que controlara todo ese petróleo. No lo iban a permitir ni EEUU ni Reino Unido, que se han aprovechado de todo ese petróleo.

Ahora, segundo punto, quién ha ganado poder últimamente, Irán. Controla Irak, ha ganado en Siria, Líbano lo controla en cierta medida, en Yemen va ganando…Por eso van a ir a por él. Va a haber un gran conflicto en Irán.

¿Qué papel le corresponde a Europa en ese conflicto?

Lo importante es que no caigamos en la trampa y que no nos metan en otra guerra que nosotros no tenemos ningún interés. Al final solamente salimos perjudicados. Aunque tengo claro que en caso de guerra, los europeos pagaremos el pato, como ha pasado con el terrorismo y con los refugiados.

Rusia dice que va a comenzar a retirar tropas de Siria porque han derrotado al Estado Islámico…

Esa es otra gran mentira, de unos y de otros. El problema, la raíz, que dio origen al Estado Islámico sigue presente. Es la marginación del mundo suní en Irak y Siria y mientras eso no se solvente, eso seguirá ahí.

Y no solo seguirá, sino que creo que se ha magnificado el problema por las decenas de miles de civiles que han muerto. Cuando se ha tomado Mosul (Irak), han muerto miles y miles de civiles. Lo mismo ha pasado en Raqqa (Siria), y eso no se olvida, aun menos en esas culturas.

¿Los atentados en suelo europeo dependen del debilitamiento militar del Daesh?

Seguirá habiendo atentados. Y no solo está el Estado Islámico. Aquí nos hemos olvidado de Al-Qaeda. Hace un mes, un hijo de Osama Bin Laden ha creado una filial de Al-Qaeda en Siria.

Cuando dicen, por ejemplo, que hay que quitar a Al Assad del poder en Siria. ¿A quién pones, a Al-Qaeda?

Lo que está claro es que por intereses geopolíticos regionales y mundiales se han desmontado países que funcionaban que eran laicos, seculares, socialistas y que funcionaban relativamente bien para su mundo. No pensemos en nuestros parámetros. Libia, Siria, e incluso el Irak de Saddam Hussein, son ejemplos de ello.

Cuando hay atentados en suelo europeo mucha gente, medios, políticos, ponen el foco sobre la religión musulmana y cargan contra ella. ¿Puede existir cierto interés en debilitar el Islamismo porque su cultura se aleja de los intereses y del control de los grandes lobbies?

Las religiones no son intrínsecamente malas. Servían para ordenar la vida del hombre e incluso para hacerle mejor. El problema es la manipulación de las religiones, la tergiversación. Muchas veces para fines políticos o económicos.

Por ejemplo, respecto al Islam, se la ha manipulado cuando se ha querido. Se le ha extremado, radicalizado, para conseguir otros objetivos. El problema de esto es que cuando creas un monstruo, amparado en la fe, se vuelve contra su creador.

¿Hay algún Estado que sea un ejemplo bueno después de todo?

Hay países que están más al margen de estas diatribas, aunque muchas veces porque están demasiado aliados a un país poderoso. Hay países que se consideran muy estables, como Nueva Zelanda, Australia, Canadá o Noruega. Pero estos países en realidad son muy afines al mundo anglosajón.

¿Existen los illuminati?

Lo que creo es que existe gente por encima de los del club Bilderberg. Si aparecen ahí es que esos no son los que controlan. Hay alguien que sí que lo controla. Es muy difícil identificarlo, pero tenemos por ejemplo el caso de la familia Rothchild, que son en buena medida los que controlan la economía mundial.

¿Quién conoce a los miembros de esa familia? Nadie. No conocemos a los que de verdad dominan el mundo.


domingo, 7 de enero de 2018

Desestabilizando

SERTORIO

La catedral volada por Stalin en 1931 y ahora brillantemente reconstruida.
Escribo este artículo desde Moscú, lo que supongo que constará como agravante el día que el Sistema desencadene su caza de brujas contra los que osamos pensar que Rusia es un país decente y poderoso y que más nos valdría no buscarnos líos con un gigante. Sin embargo, por lo que me acaban de mandar de la prensa digital española, parece ser que Putin planea desestabilizar a Europa, ni más ni menos, con una serie de páginas web que nadie conoce y de cuya existencia me he enterado gracias a los plumíferos de la biblia progre –El País del veintinueve de diciembre–, que se meten ahora a censores eclesiásticos de lecturas y links cibernéticos. Muy enclenque debe de ser el engendro ese de Bruselas cuando un par de blogs puede amenazarlo.

Como se supone que estoy metido de lleno en la cueva del oso ruso, en el centro geométrico del eje del mal e incluso resido a muy pocos metros del arcano Kremlin, creo que podré iluminar al lector con unas impresiones volanderas, intrascendentes y, por lo que se ve, “desestabilizadoras”.

Lamento tener que desilusionar a quienes se crean que les voy a contar una de James Bond: Moscú se parece mucho a cualquier ciudad europea, desde París a Berlín, y en ella se encontrarán las mismas tiendas, semejantes atascos, idénticos coches y un ajetreo quizás más intenso que en sus metrópolis gemelas. En fin, aquí todo es igual que entre nosotros y, sin embargo, todo es diferente. Para empezar, el paseante verá niños y madres jóvenes, a las que no les parece un insulto machista el que uno les ceda el paso o les abra la puerta. Al revés que los europeos, el pueblo ruso no quiere desaparecer, no siente la menor tentación de suicidarse y de favorecer un Gran Reemplazo, como sucede en la Europa de las plutocracias. Debido a eso, su gobierno fomenta la natalidad y pretende superar el desaguisado demográfico de las eras de Yeltsin y Gorbachov. Horrible, ¿verdad? Este monstruo de Putin quiere llenar de hogares con niños la extensa, inacabable Rusia. Por lo visto, no se ha dado cuenta de la ventaja que supone abrir las fronteras a flujos millonarios de mano de obra barata, a ser posible musulmana, mientras la población nativa se dedica a criar perros y gatos y a casar hombres con hombres y mujeres con mujeres. Dentro de cien años, rebus sic stantibus, Europa será un conjunto de taifas más o menos islamizadas y africanizadas, pero Rusia seguirá siendo una nación cristiana y euroasiática. Frente a la imparable tribalización de Occidente, Rusia se mantendrá unida y cohesionada.

Otra cosa que salta a la vista es que el gobierno ruso no es cristofóbico, como los de las oligarquias europeas. Al revés, en los últimos decenios la defensa de la fe ortodoxa –la única de las iglesias cristianas que sigue viva y no se ha traicionado a sí misma– y su fomento como factor decisivo de la identidad nacional rusa han contado con el apoyo incondicional de Putin. Y eso no ha impedido al islam, al budismo o a las demás religiones de la Federación Rusa ser respetadas y defendidas. La afirmación de la ortodoxia de Rusia no supone la persecución o el maltrato de los fieles de otras creencias con medidas discriminatorias.

Basta con que el lector observe algunos gestos de Putin o de sus ministros y generales, o que, paseando por Moscú, se fije en la enorme estatua de San Vladímir, para que comprenda que no se trata de un cristianismo de boquilla y sentimentaloide, como el de los presidentes norteamericanos, sino de la fe milenaria de la popular tradición ortodoxa. El visitante del centro de Moscú descubrirá en el horizonte de esta ciudad magnífica los resplandores de la dorada cúpula del Jram Jristá Spasítyelya, el Templo de Cristo Salvador, catedral edificada en 1883 y volada por Stalin en 1931, que quería ocupar ese espacio con un monumento a los soviets. Milagrosamente, los cimientos se inundaron y Stalin se tuvo que conformar una piscina. En los años noventa fue reconstruida por entero, como símbolo de la permanencia de Rusia en la fe cristiana. Es una obra colosal, lujosa y en la que no se ha ahorrado en gastos, pero cuya espectacular resurrección se produjo tras siete décadas de un despiadado experimento laicista en la extinta Unión Soviética, que costó centenares de miles de vidas entre los religiosos, que supuso la voladura de templos y monasterios, el saqueo de las joyas y relicarios, la quema masiva de iconos y la aniquilación de la herencia artística y cultural de la iglesia ortodoxa. Bruselas y el mundialismo pretenden llegar a idéntico fin, pero de un modo más insidioso: mediante la corrupción moral, el materialismo más grosero y el culto omnipresente a Mammón, dios único y verdadero de la Unión Europea. Y lo han conseguido: los comisarios de Bruselas triunfan donde fracasó Stalin. Sólo desterrando el cristianismo se pueden implementar las medidas antinatalistas de la plutocracia dominante entre los europeos nativos, condición sine qua non del Gran Reemplazo.

Los rusos tienen una mentalidad colectiva mucho más fuerte que cualquier otro país, salvo Japón; su manera de pensar en el nosotros más que en el yo les ha permitido resistir lo irresistible y vencer a enemigos mucho más poderosos y eficientes Tienen un fuerte amor a la patria y un no menos intenso sentido del Estado, de la necesidad de un ser colectivo que organice la vida común y evite esa calamidad que de vez en cuando agita y arruina Rusia: la Smuta, los disturbios, las épocas turbulentas de discordia y caos, la última de las cuales empezó hace un siglo con la guerra civil de 1918-1920. Los años ochenta, los noventa y el inicio del siglo actual fueron algo parecido, aunque en una escala mucho más benigna. La generación que conoció aquello sabe lo importante que es un Estado fuerte y una comunidad nacional que tenga conciencia de su cohesión. La ineficacia y la miseria de la herencia comunista se superaron en cuanto Putin y las instituciones que lo apoyan recuperaron el poder, apartaron a los aventureros mundialistas del control político y se restauró el sentido del Estado. Hoy los rusos son más ricos y libres de lo que nunca lo han sido en los últimos cien años: es normal que la popularidad de Putin alcance cotas estratosféricas. Recordemos, además, que el presidente de Rusia es un hombre que llegó al gobierno de la Federación después de una larga y nada fácil experiencia de estadista, en medio del desastre de los años noventa y de comprobar qué tipo de “ventajas” trae abrirse a Occidente. El patriotismo ruso, inagotable, ha servido a los dirigentes del Kremlin para marcar unos objetivos y un espíritu. De esta manera, la Rusia nihilista y miserizada de los noventa está hoy unida, se siente orgullosa de sus logros y disfruta de un nivel de vida decente, sobre todo si se compara con lo que se llegó a sufrir hace veinte años. No es Putin el que ha resucitado a Rusia, han sido todos los rusos bajo un mandatario inteligente, que sabe que se debe a su pueblo y a su Estado y no a los lobbies multinacionales.

El éxito de Putin es intolerable. Hoy los rusos viven mucho mejor que sus padres o sus abuelos, mientras a los europeos se nos dice que nuestros hijos vivirán peor que nosotros, aduciendo unas misteriosas leyes del mercado y una inevitable y beneficiosa (¿para quién?) globalización. Las campañas de odio de la prensa occidental contra el presidente de la Federación Rusa son continuas. Tienen nulo éxito aquí, en Rusia, donde saben muy bien de qué les libró su líder, al cual van a poder reelegir o no dentro de poco. Pero la mentira permanente sobre Putin busca ante todo fomentar un prejuicio en la opinión europea, para que crea que su degradada ratonera moral, apadrinada por los peores poderes del planeta, es un paraíso. Desde luego que lo es para las grandísimas fortunas, pero no para los millones de miembros de las clases medias proletarizadas, cuyo empleo cada vez es más precario y cuyo sueldo cada vez mengua más, gracias a la competencia a la baja de los nuevos europeos y a la apertura a nuevos mercados, eso que sus beneficiarios llaman mundialización. ¿Qué pasaría si cundiera el ejemplo ruso? En principio es difícil que eso suceda en Europa, dada la mentalidad individualista y la moral degenerada que impera, fruto venenoso del sesenta y ocho que ahora es regla a seguir. Un continente que ha hecho de la corrupción moral un modo de vida y que pisotea con su legislación las instituciones básicas de la sociedad, difícilmente podrá regenerarse sino es a través de una muy dura penitencia. La inversión de los valores es tan irremediable, su perversión tan absoluta, que no se puede esperar un resurgir moral, material y político sin un profundo cambio en la forma en que los occidentales ven el mundo. Pero la Historia tiene sus imprevistos. Y más vale prevenir. Por eso, por el ejemplo, por el buen ejemplo, Putin desestabiliza. De ahí la persistente campaña de insidias contra el hombre que derrotó en Siria y en Chechenia a un enemigo que la UE nos está metiendo en casa. Es peligroso que descubramos que la patria, el Estado, la soberanía nacional, la familia, la tradición y la espiritualidad existen y que son fuerzas sociales constructivas. Eso es lo que ha descubierto Rusia tras setenta años de marxismo radical, pero nuestro Sistema necesita átomos disgregados al máximo para poder sobrevivir en el caos que necesariamente producen sus rapiñas. Rusia es justo todo lo contrario. Por eso la atacan y por eso la defendemos.

¡Qué le vamos a hacer! ¡Seguiremos “desestabilizando” en próximas entregas!

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