Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 29 de mayo de 2015

El califato que Estados Unidos quiere

Basándose en la documentación existente, Manlio Dinucci resalta 2 hechos como fuera de toda duda posible:
  1. El Emirato Islámico desempeña un papel en la estrategia de Estados Unidos en el Levante,
  2. Mientras la coalición internacional encabezada por el Pentágono finge luchar contra el Emirato Islámico, la CIA sigue armando a esa organización yihadista.
El análisis de Dinucci difiere del que hace Thierry Meyssan, quien estima que Washington ha decidido apostar a dos caballos en la misma carrera para escoger, en el último momento, al que esté en la mejor posición. Para Manlio Dinucci, Estados Unidos prosigue resueltamente el proceso de instalación del caos.

La diferencia en sus conclusiones proviene del hecho que, como consultante en política internacional y temas geoestratégicos, Thierry Meyssan observa simultáneamente las operaciones militares y las negociaciones que se desarrollan paralelamente mientras que el geógrafo Manlio Dinucci se basa exclusivamente en la correlación de fuerzas en el terreno.




Para la toma de Ramadi –en Irak– el Emirato Islámico se desplazó en columnas, ofreciendo así un blanco fácil a los ataques aéreos. Sin embargo, para sorpresa general, los aviones de la coalición internacional brillaron por su ausencia. En Palmira, los yihadistas tomaron la precaución de desplazarse en pequeños grupos, para evitar los ataques de la aviación siria. Es evidente que la coalición internacional dirigida por Estados Unidos no combate seriamente a los yihadistas… y estos lo saben.

Mientras que el Emirato Islámico ocupa Ramadi, la segunda ciudad en importancia de Irak, y se apodera –al día siguiente– de Palmira, en el centro de Siria, matando a su paso cientos de civiles y obligando a decenas de miles a huir de sus hogares, la Casa Blanca declara que «No podemos arrancarnos los cabellos cada vez que aparece un problema en la campaña contra el Estado Islámico».

Estados Unidos y sus aliados –Francia, el Reino Unido, Canadá, Australia, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y otros más– iniciaron su campaña militar contra el Emirato Islámico, bautizada «Inherent Resolve», hace más de 9 meses –el 8 de agosto de 2014. Si hubiesen utilizado sus cazabombarderos como lo hicieron en Libia, en 2011, las fuerzas del Emirato Islámico, que operan en espacios descubiertos, habrían sido presa fácil de sus ataques. A pesar de ello, el Emirato Islámico atacó Ramadi con columnas de vehículos cargados de hombres y de explosivos. ¿Estados Unidos se ha quedado impotente? No. Si el Emirato Islámico avanza en Irak y en Siria es porque eso es precisamente lo que Washington quiere.

Así lo confirma un documento oficial de la Defense Intelligence Agency (DIA), la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos, con fecha del 12 de agosto de 2012 y desclasificado el 18 de mayo de 2015 por iniciativa del grupo conservador Judicial Watch, con vista a la elección presidencial [1].

Ese documento informa que
«los países occidentales, los Estados del Golfo y Turquía apoyan en Siria las fuerzas de oposición que tratan de controlar las zonas del este, adyacentes a las provincias del oeste iraní», ayudándolas a «crear refugios seguros bajo protección internacional». Así que existe
«la posibilidad de establecer un principado salafista [2] en el este de Siria, y eso es exactamente lo que quieren las potencias que apoyan a la oposición, para aislar al régimen sirio, retaguardia estratégica de la expansión chiita (Irak et Irán)».
Ese informe de 2012 confirma que el Emirato Islámico, cuyo primer núcleo surgió durante la guerra contra Libia, se formó en Siria principalmente mediante el reclutamiento de militantes salafistas sunitas que, financiados por Arabia Saudita y otras monarquías, recibieron armamento a través de una red de la CIA [3].

Eso explica el encuentro de mayo de 2013 (documentado con fotos) entre el senador estadounidense John McCain, enviado a Siria por la Casa Blanca, e Ibrahim al-Badri, quien no es otro que el «califa» que encabeza el Emirato Islámico [4]. Y también explica por qué el Emirato Islámico inició su ofensiva en Irak precisamente en momentos en que el gobierno del chiita al-Maliki se distanciaba de Washington para acercarse a Pekín y Moscú.

Después de culpar al ejército iraquí por la caída de Ramadi, Washington anuncia ahora su voluntad de acelerar el entrenamiento y la entrega de armas a las «tribus sunitas» iraquíes. Irak va por el mismo camino que Yugoslavia, rumbo a la desintegración, comenta el ex secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates. Igual que Siria, donde Estados Unidos y sus aliados siguen entrenando y armando «rebeldes» para derrocar el gobierno de Damasco.

Con su política de «divide y vencerás», Washington sigue alimentando la guerra, que a lo largo de 25 años ha provocado tantas masacres, éxodos y pobreza que numerosos jóvenes hoy no saben hacer otra cosa que vivir del uso de las armas. Es ese el terreno social que explotan las potencias occidentales, las monarquías que esas potencias han escogido como aliadas y los «califas» que instrumentalizan simultáneamente el islam y la división entre sunitas y chiitas. Todos pertenecen a un mismo frente, en cuyo seno existen divergencias tácticas –por ejemplo, sobre cómo y cuándo atacar Irán– pero con una estrategia común.

Se trata de un frente que se nutre con el armamento proveniente de Estados Unidos, que ahora anuncia la venta a Arabia Saudita –por un monto de 4 000 millones de dólares– de otros 19 helicópteros, para la guerra contra Yemen, y la entrega a Israel de 7 400 misiles y bombas, incluyendo artefactos antibunker para atacar Irán.

Manlio Dinucci


Fuentes:

Il Manifesto (Italia)
Red Voltaire.

NOTAS

[1] Informe de la Agencia de Inteligencia de la Defensa sobre los yihadistas en Siria, dirigido a los distintos servicios de la administración obama, 12 de agosto de 2012.

[2] Un “principado salafista” («salafist principality», según el texto de la DIA), no es otra cosa que un… “emirato salafista”. Nota del traductor de la Red Voltaire.

[3] «Arms Airlift to Syria Rebels Expands, With Aid From C.I.A.», por C. J. Chivers y Eric Schmitt, The New York Times, 24 de marzo de 2013.

[4] «John McCain, el organizador de la “primavera árabe” y el Califa», por Thierry Meyssan, y «John McCain reconoce que está en contacto permanente con el Emirato Islámico», Red Voltaire, 18 de agosto y 20 de noviembre de 2014.


lunes, 25 de mayo de 2015

El cártel médico y el Nuevo Orden Mundial

De aquí.

Rappoport es un periodista de investigación norteamericano, especializado en asuntos sucios y oscuros relativos al mundo de la medicina, la industria farmacéutica, la política y las prácticas de las élites gobernantes. Su consideración sobre la corrupción de la ciencia médica, le ha convertido en un personaje muy controvertido, sin pelos en la lengua.

En este artículo, Rappoport establece una conexión entre el mundo de la medicina, la obediencia social y la aceptación de las medidas tiránicas del poder.


Uno puede estar más o menos de acuerdo con su visión del mundo de la medicina, pero lo que relata en este artículo, al menos da que pensar y por eso lo transcribimos…

El globalismo es el Nuevo Orden Mundial. No hay ningún misterio en ello. La alianza entre las mega-corporaciones, los bancos y los gobiernos se fortalece constantemente, a medida que extienden su poder sobre las poblaciones.

En este artículo, usaremos el ejemplo de lo que sucede en Australia para ilustrar un elemento oculto que se puede aplicar a todas las naciones del mundo: el cártel médico actúa al servicio del Nuevo Orden Mundial.



El principio que se aplica es bien simple: si se amplia el grado de obediencia ciudadana en una área concreta, esta obediencia se acabará expandiendo a todas las áreas.

Dicho de otra manera: el truco consiste en crear el hábito básico de la obediencia.

Esa costumbre de obedecer, entonces se extiende a la mente subconsciente y lleva a los individuos a obedecerlo todo.

El globalismo y el Nuevo Orden Mundial necesitan la obediencia de la población, porque sus métodos son a menudo tan descarados que sólo los robots programados y obedientes pueden aceptarlos.



Tomemos un ejemplo escandaloso: el próximo tratado globalista, el TPP (la Asociación Trans-Pacífica), un tratado similar a el TTIP (Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión).

Cuando sea ratificado por los 12 países involucrados (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Estados Unidos y Vietnam), establecerá el derecho de las empresas de eludir los tribunales nacionales y exigir que sus productos se vendan, sin aranceles, sin tener que preocuparse por los salarios que les paguen a los trabajadores aunque sean salarios de esclavitud y sin tener que preocuparse por el envenenamiento del medio ambiente con productos químicos tóxicos.



El TPP, al igual que el TTIP es un tratado secreto.

En Australia, por ejemplo, será firmado por el gabinete del gobierno antes de considerar cualquier apoyo legislativo parlamentario.

He aquí una breve cita de tppaustralia.org:
"El TPP tiene más de 20 capítulos que lo incluyen todo, desde el trabajo hasta el medio ambiente, la propiedad intelectual y las telecomunicaciones.
Las negociaciones se han mantenido en secreto; en secreto incluso para nuestros propios parlamentarios y senadores. Pero sabemos, a partir de borradores filtrados del texto del TPP, que hay motivos legítimos de preocupación".
¿Habéis leído bien la última parte del texto?

Ni los propios legisladores electos de Australia han leído el tratado. No están autorizados a hacerlo. En los EE.UU. ha sucedido algo similar y los legisladores sólo han tenido acceso a secciones limitadas.

Es decir, estamos ante un tratado secreto que afecta profundamente a la vida de todas las personas en esos 12 países y que sólo unos pocos elegidos saben exactamente lo que contiene.

Y con el TTIP en Europa sucede algo similar.

Desde el punto de vista globalista, esto significa una cosa: para que este tipo de maniobras salgan adelante, las poblaciones deben ser sometidas a un estado de obediencia incondicional.

Tienen que estar de acuerdo con lo que diga el programa, como si estuvieran hipnotizados.



En caso contrario, si las poblaciones estuvieran despiertas, se rebelarían en masa ante atropellos anti-democráticos y tiránicos de este tipo. Esto es lo que cualquier población haría si estuviera alerta.

Si saliéramos a la calle, por ejemplo en Australia y le preguntáramos a cualquier transeúnte:
"¿Usted ratificaría un tratado secreto que situará a toda la población australiana bajo la bota y el control de las mega-corporaciones?"
La respuesta sería obvia:

"¡No! ¡Nunca lo permitiría!"

Sin embargo, eso está sucediendo y no hay protestas masivas en Australia, ni en cualquiera de los otros 12 países que formarán parte del TPP.

Y en Europa, excepto algunas protestas y manifestaciones relativas al TTIP que no se podrían calificar de masivas, tampoco ha habido reacción popular.



¿A qué se debe esta nula reacción por parte de la gente?

Jon Rappoport ve vínculos entre esta obediencia sumisa y los objetivos generales del cártel médico a nivel mundial:
"El objetivo primordial del cártel médico es someter a cada persona del planeta a un sistema continuo de diagnóstico y medicación desde que nace hasta que se va a la tumba. Convertir a cada persona, en primer lugar, en un paciente médico. Acondicionar con ello a cada persona a que obedezca órdenes".
Y esa es la clave que se esconde realmente detrás de la medicina: la obediencia.

¿Qué es lo que nos hacen pensar sobre los médicos, desde que somos pequeños? Que los médicos saben. Que no debemos ponerlos en duda, ni interrogarnos sobre lo que hacen. Que sólo debemos hacer todo lo que el médico nos diga que hagamos. Que debemos obedecerle...

Desde que vemos la primera luz hasta que nos entierran...



Tómate los medicamentos, debilítate y por lo tanto, sé más obediente a un nivel mucho más profundo.

Este es el sistema que principalmente provoca la obediencia en el mundo.

Hemos visto recientemente al primer ministro australiano, Tony Abbott, emitir un dictamen sobre la vacunación. Todas las exenciones han sido canceladas. Las familias que reciben ayuda del gobierno, dejarán de recibir ayudas si se niegan a vacunar a sus hijos.

No tienen libertad de elección al respecto. Deben obedecer y punto...

Cuando se consigue que los ciudadanos obedezcan en una área, esa obediencia se contagia a otras áreas. Con ello las personas se acostumbran a una larga vida de obediencia en todos los aspectos.

No es casualidad que, históricamente, la familia con mayor responsabilidad en la aparición y el desarrollo de la medicina moderna y de la agenda globalista sea, precisamente, la familia Rockefeller.



El sistema que rige la medicina moderna es una operación de control mental diseñada para crear un apego servil por parte del paciente.
  • El apego a la 'autoridad' del médico y a todo lo que él mande.
  • El apego a los medicamentos tóxicos que prescribe.
  • El apego a las etiquetas para identificar enfermedades que el doctor pronuncia.
En estos y otros aspectos, la medicina moderna es como una Iglesia secular, y los médicos son sus sacerdotes con batas blancas.

Están por todas partes en las sociedades contemporáneas. Ellos gobiernan. Someten a los feligreses (ahora pacientes) a sus decretos arbitrarios.



El resultado de este largo plazo acondicionado: los pacientes desarrollan un profundo hábito de lealtad a la autoridad. Este hábito se extiende como tinta sobre un papel secante y después comienza a aplicarse a todos los ámbitos de la vida.

Y eso permite, finalmente, que el gobierno pueda decir:
"Mire, vamos a firmar un tratado, y usted no sabrá lo que hay en él. Pero es una cosa buena. Es para el beneficio de todos.
No nos pidan que revelemos los detalles. ¿Le pregunta usted a su médico que le explique, en detalle, los escáneres que tomó de su cerebro? Por supuesto que no. Eso está más allá de su comprensión. Usted no está preparado para entenderlo.

Pues bien, en lo relativo a este tratado, que se extiende miles de páginas, usted tampoco está preparado para comprender los complejos detalles económicos que contiene. Pero puede usted estar seguro, mediante su fe hipnótica, que estamos de su lado.

Queremos lo mejor para usted…"


Hay varios términos para definir esto:
  • condicionamiento psíquico
  • lavado de cerebro
  • programación mental
  • control de la mente…
Todos ellos hacen referencia al establecimiento de los hábitos de conducta, es decir, a la conducta irreflexiva.

El brillante hipno-terapeuta Jack True, una vez escribió:
"Nueve de cada diez de mis pacientes que entran por la puerta de mi consulta, están convencidos de que practico algún tipo de medicina.

Eso es lo que quieren creer. Quieren que les diga qué hacer mientras están despiertos y quieren que les diga qué hacer mientras están en trance.

Lo único que buscan es a otro médico, como los que visitan habitualmente. Toda nuestra civilización está hipnotizada por las batas blancas. Me tomó varios años superar mi asombro ante este hecho.

Es una hipnosis masiva a gran escala"


Si quieres ser libre, debes observar a toda la sociedad en su conjunto y averiguar de dónde procede la forma más profunda de acondicionamiento.

Tienes que averiguar de dónde procede la maniobra de hipnosis más exitosa. Porque ahí es donde el control mental global es más fuerte.

Y en la sociedad moderna, son los médicos.

Por esa razón, los gobiernos se alían con los médicos. Es una asociación perfecta. Algún día, podremos ver a un Presidente vestido con una bata blanca, con un estetoscopio colgando del cuello y una jeringa en la mano. Será capaz de decirle a la gente que el cielo es la tierra y que las estrellas son los semáforos y se lo van a creer.

Los médicos son las piezas clave que nos llevarán al Nuevo Mundo.

Desde un nivel práctico, podemos ver tratados secretos como el TPP o el TTIP dando una protección global al cártel médico: 
  • exención internacional de demandas contra las grandes empresas farmacéuticas
  • exención de la responsabilidad derivada de medicamentos tóxicos y vacunas
  • acuerdos para extender los periodos de encierro en un psiquiátrico de determinados pacientes, más allá de lo dictaminado por las cortes de justicia




El cártel médico y los globalistas van de la mano hacia el futuro que se está creando para todos nosotros.

La Santa Iglesia de la Medicina y sus aliados y tontos útiles, disponen de toda la fuerza en estos momentos. Ellos quieren esclavos obedientes.

Pero no deben ganar.