Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

miércoles, 2 de noviembre de 2011

De cómo inventaron las farmaceúticas el mito del SIDA

Entrevista a Heinrich Kremer: Otra explicación al SIDA (por Alfonso Serra Gallego)

Ex director médico de una clínica especializada en drogodependencias, Heinrich Kremer es uno de los científicos disidentes de la versión oficial sobre el SIDA. Como muchos de sus colegas, está convencido de que el VIH, “un virus cuya sustancia genética y proteínas nadie ha sido capaz de aislar“, no existe. En su opinión, esta enfermedad -que él califica de etiqueta- es una creación de la industria farmacéutica, que ha sabido rentabilizar un miedo social -según este experto- absolutamente injustificado.

En esta entrevista, el doctor Kremer devela cómo se inventó el SIDA y por qué seguimos utilizando contra él tratamientos que, en su opinión, son tan agresivos como el propio SIDA.

El pasado mes de octubre visitó nuestro país el doctor en Medicina Heinrich Kremer, uno de los científicos disidentes de la versión oficial sobre el SIDA. Kremer impartió un curso sobre las causas, mecanismos y tratamientos no agresivos de la inmunodeficiencia y de las enfermedades incluidas bajo la etiqueta SIDA y ofreció una conferencia de prensa en la que expresó su convencimiento de que el VIH -supuesto desencadenante del SIDA- no existe y, por tanto, es inocente de todo aquello de lo que se le acusa. Entre 1981 y 1988 Kremer fue director médico de una clínica especializada en drogodependencias que atendía las zonas de Berlín, Schlewig-Holkstein y Baja Sajonia. Fue en esa época, especialmente a partir de Junio de 1983, cuando tuvo sus primeros contactos con el SIDA. Tal y como él mismo nos explicó, ese año se le ordenó no utilizar la vacuna francesa contra la hepatitis B porque se encontraba infectada por el virus del SIDA. Curiosamente, el VIH era, hasta ese momento, un total desconocido. A raíz de aquellos hechos, sus planteamientos han chocado frontalmente con la versión oficial sobre esta enfermedad y hoy es -junto al virólogo Stefan Lanka, uno de los científicos más comprometidos e interesados en encontrar la auténtica verdad sobre el SIDA.

¿Cuáles fueron sus inicios en la investigación del SIDA?

Todo empezó en junio de 1983, antes de que nadie hablase del VIH, cuando el Ministerio de Salud alemán me informó de que la vacuna francesa contra la hepatitis B estaba infectada por el virus del SIDA y me exigió que, en su lugar, utilizara la norteamericana. En Septiembre de 1984 otra orden ministerial me emplazó a enviar a Berlín los sueros sanguíneos de los pacientes que habían recibido esta vacuna en 1982. Los sueros iban numerados. Mandamos en total 52 muestras y 18 fueron diagnosticadas como contaminadas. Lo que los del Ministerio no sabían es que 8 de esos sueros supuestamente infectados pertenecían a mis colaboradores y a mí mismo. Ante dicho resultado, me dirigí a Berlín para comprobar personalmente el mecanismo del test utilizado. El 15 de Septiembre de 1984 el doctor Gallo lo había enviado a Berlín y una semana después esos sueros fueron los primeros que se analizaron en la República Federal.

¿Y qué conclusiones sacó de todo ello?

Primero, y lógicamente, que el test no era en absoluto fiable. Y esto ha sido continuamente así, a pesar de todas las modificaciones, reajustes, cambios de criterio, etc., que se han realizado para evitar las enormes diferencias en los resultados y esconder las contradicciones que aparecían entre un tipo de test y otro, entre una marca u otra del mismo test e, incluso, con el mismo test de la misma marca. En segundo lugar, observé que todos los pacientes que habían dado positivo procedían de las mismas ciudades: Berlín, Francfort, Bremen, Hannover y Hamburgo. Ahora, con más perspectiva, puedo señalar que de estas ciudades, precisamente las zonas donde hay más consumo de heroína y cocaína así como mayor número de enfermos de hepatitis, siguen proviniendo el 60 por ciento de todos los casos de seropositividad alemanes. Además, observé que el 70 por ciento de los afectados eran homosexuales y que había otro 20 por ciento de drogadictos.

El SIDA es resultado de la quimioterapia farmacéutica

¿Qué papel tienen los medicamentos al uso en los orígenes del SIDA?