Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Lo que está detrás de Bush (IV): Mentiras por guerras

Viene de aquí.

Los tres tipos humanos según Strauss

El tres es el número clave para Straus como lo fue también para AlFarabi. Cada individuo en la sociedad puede ocupar, desde su perspectiva, tres estratos: «sabios», «señores» o «gentiles» y «vulgo». Shadia Drury, comentarista de Strauss, nos los define:
«Los sabios son los amantes de la dura verdad desnuda y sin alteraciones. Son capaces de mirar al abismo sin temor y sin temblar. No reconocen ni Dios ni imperativos morales. Son devotos, por sobre todas las cosas, de la búsqueda por sí mismos de los «altos» placeres, que procura; simplemente el asociarse con sus jóvenes iniciados. El segundo grupo, los gentiles, son amantes del honor y la gloria. Son los más cumplidores de las convenciones de su sociedad –es decir, las ilusiones de la cueva. Son verdaderos creyentes en Dios, en el honor y en los imperativos morales. Están listos y deseosos de acometer actos de gran heroísmo y autosacrificio sin previo aviso. Los del tercer tipo, la mayoría del vulgo, son amantes de la riqueza y el placer. Son egoístas, holgazanes e indolentes. Pueden inspirarse para elevarse por encima de su embrutecida existencia sólo por el temor a la muerte inminente o a la catástrofe».
Strauss, siguiendo a Platón, creía que el ideal político supremo es el gobierno de los sabios, pero tal gobierno es imposible porque en las democracias formales es el «vulgo» y quien decide y la ley del número le otorga siempre la ventaja. Así pues será necesario recurrir a la mentira y a la simulación para controlar y manipular al vulgo.

Utilizando una cita ilocalizable de Jenofonte, alude a que
«el gobierno encubierto de los sabios», es facilitado por «la abrumadora estupidez» de los gentiles, los cuales «mientras más crédulos, simples y poco perceptivos sean, más fácil será para los sabios controlarlos y manipularlos».