Solzhenitsyn

“Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos, ellos odiaban a los rusos y a los cristianos. Impulsados por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin pizca de remordimiento… El bolchevismo ha comprometido la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo ignore o sea indiferente a este enorme crimen es prueba de que el dominio del mundo está en manos de sus autores“. Solzhenitsyn

Izquierda-Derecha

El espectro político Izquierda-Derecha es nuestra creación. En realidad, refleja cuidadosamente nuestra minuciosa polarización artificial de la sociedad, dividida en cuestiones menores que impiden que se perciba nuestro poder - (La Tecnocracia oculta del Poder)

viernes, 21 de marzo de 2008

La clase criminal corporativa

La nueva clase criminal de multimillonarios por RUSSELL MOKHIBER

¿Qué tienen en común Brasil, Mexico, Rusia y USA?
Una clase de multimillonarios que se expande rápidamente, una pobreza creciente y una clase media angustiada.

Esto es lo que escribe el ganador del premio Pulitzer y reportero del New York Times David Cay Johnston en su libro--Barra libre: Cómo los americanos más ricos se enriquecen a costa del Gobierno (y nosotros pagamos las facturas).

En el libro Johnston quiere influir sobre el 0,1% de norteamericanos--los 300.000 hombres y mujeres que el año pasado ganaron más dinero que los 150 millones de norteamericanos más pobres.

Sí, todos tenemos el poder de votar y cambiar este estado de cosas injusto. Pero el poder político en los EEUU lo ejerce este segmento de población multimillonaria.

Mucha de la riqueza transferida hacia arriba ha ido a las manos de artistas acogidos por las corporaciones que han desplazado miles de millones desde la clase media hasta la clase de los multimillonarios.

Algún político podría tomar el asunto político central del reparto desigual de la riqueza y tratar de llegar a la Casa Blanca en el 2008. Pero la actual cosecha de candidatos de las corporaciones probablemente dejarán de lado este asunto para no ofender a la clase que los financia.

Johnston se centra en su libro en los esquemas legales que hinchan a los más ricos entre los más ricos a nuestra costa, muchos de los robos que documenta son el resultado de la criminalidad de las corporaciones que no es perseguida ni por la policía ni por los tribunales de Justicia.


"Una de las nuevas reglas ha sido la de asegurarse que hay muy pocos policías que investiguen asuntos relacionados con Wall Street," escribe Johnston.
"Más significativamente, las acciones de Ken Lay y Bernie Ebbers y los otros eran solo parte de prácticas y políticas que continúan. Los escándalos de Wall Street no se han acabado. La conducta que revelan se ha institucionalizado."

"Miles de ejecutivos y centenares de compañías tomaron dinero de los accionistas deliberadamente que los distingue de los bandidos solo porque llevaban bolígrafos y no pistolas," escribe Johnston.

"Las técnicas son más sutiles y menos violentas en apariencia, pero los resultados son mucho peores, pues socavan la legimitidad de la sociedad de una manera que los delincuentes callejeros no lo hacen. Las reglas permiten esto."
En el libro Johnston dispara a la clase criminal corporativa de un modo que nunca podría hacer en el New York Times.

"A diferencia del ladrón o bandido ordinario, estos ejecutivos tiene los mejores abogados para protegerles," escribe en el libro.
"En los raros casos en los que se les juzga, los accionistas engañados acaban defendiendo a quienes les han robado. Adicionalmente hay legiones de publicistas a los que se les paga para que digan lo que sus jefes quieren que oigamos--la antítesis de la búsqueda periodística de los hechos. Las filas de estos falsificadores de la realidad está aumentando, mientras que a lo largo del país una cuarta parte o más de los periodistas han sido despedidos, reduciendo aún más las posibilidades de que los hechos inconvenientes [para las corporaciones] sean conocidos."
"Los controles y equilibrios proporcionados por la supervisión, inspección, investigación y, en casos extremos, procesamiento, han sido destruidos en el nombre de la desregulación y reducción del tamaño gubernamentales," escribe.
"Cuando no hay ningún policía que vigile, los mayores beneficiados no son los contribuyentes por no pagar más impuestos para tener policías, sino el ladrón."
Johnston señala que en el pasado se perseguía a los usureros. Pero se abolieron las leyes contrarias a la usura y se permitió que:
"Goldman Sachs y Lehman Brothers, MBNA y Citibank explotaran a los pobres, a los poco sofisticados y a los tontos."

"Estos prestamistas, o quienes les representan, pueden ahora imponer tipos de interés y penalizaciones que eran ilegales, incluso crímenes, hace una generación," dice.
"¿El resultado? En los últimos 25 años, una familia americana de cada siete ha llegado a una corte federal por bancarrota.

Russell Mokhiber es el editor de Corporate Crime Reporter.